La implantación de un sistema logístico de última generación, ha permitido a Joma consolidar su expansión internacional. Con presencia en más de un centenar de países, la firma deportiva española se propone año tras año la mejora del servicio a sus clientes; piedra angular de su estrategia para convertirse en la marca española con mayor proyección mundial.

La incorporación de ese sistema logístico ha comportado la ampliación de las instalaciones de su nave central en la sede de Portillo de Toledo; una nave de 60.000 metros cuadrados en la que se ha instalado una plataforma de 100 metros de largo por 13 de altura y 12 de ancho y que alberga 32.500 cubetas destinadas exclusivamente al producto textil. Este sistema logístico inteligente ocupa, pues 15.600 metros cúbicos que optimizan los movimientos de la mercancía.

Esa mercancía llega a las instalaciones de Joma a través de contenedores. Un robot se encarga de distribuirla en cinco cintas transportadoras para que, a continuación, un sistema informático diseñado en exclusiva para la firma toledana, capture sus datos, la identifique y envíe la información a un dispositivo que determina dónde tiene que colocarse esa mercancía. La misma está identificada en todo momento a través de un sistema de radiofrecuencia, proporcionando información en tiempo real.

En esa plataforma logística se gestionan en torno a 4 millones de referencias activas. A diario, son más de 70.000 las unidades que entran y salen de las instalaciones. Cada hora, el sistema moviliza más de 800 cubetas, lo cual agiliza la salida de los pedidos y permite atender la demanda de los clientes de todo el Mundo en un plazo de entre 24 y 72 horas, en función del destino de las expediciones.

La intervención de varios robots en esta cadena de almacenaje, reposición, empaquetamiento y gestión de los pedidos permite conseguir la máxima velocidad en la gestión de la mercancía. La capacidad de almacenaje alcanza los 2.845 metros cúbicos de productos textiles, cuyos pedidos son gestionados por una máquina que prepara las expediciones compuestas exclusivamente por prendas y, por otra parte, las que tienen que incorporar modelos de calzado.

Al final del proceso, una máquina volumétrica etiqueta las cajas para identificar cada una de las expediciones con los datos de destino y el contenido exacto de las mismas. Un control del peso verifica que ese contenido se corresponde y contribuye a que la eficiencia del sistema resulte óptima.