
El diario argentino La Nación publicó un artículo sobre tres de los diseñadores latinoamericanos que están dejando huella desde el mercado de los Estados Unidos: la mexicana Bárbara Sánchez Kane, el argentino Lucio Castro y la peruana Lucía Cuba
Lucía Cuba llegó en 2010 a los EEUU para llevar la maestría en el MFA, Fashion Design and Society, de Parsons, donde luego se integró como docente e investigadora. «Nunca estuve interesada en insertarme en la industria estadounidense desde la perspectiva de la moda como agente y sistema comercial, pero sí en explorar y conocer cómo la práctica y los sistemas de la moda se conciben y desarrollan desde el norte», dijo al respecto.
Cuba se especializó en psicología social, desarrollo humano y salud pública, mientras trabajaba en el plano creativo a través del diseño, el arte textil y la moda.
«Así, tuve la posibilidad de cuestionar lo vestible dentro de un marco más amplio que en el que se comprenden las prácticas en moda. Esto me permitió enfocarme en la investigación y en el trabajo creativo sobre temas de género, biopolítica y prácticas globales sobre la moda, así como en temas relacionados con la salud, el activismo y la educación», dijo la creativa.
Activismo y moda
La diseñadora desarrolla su a visión de la moda a partir del reconocimiento del vestuario, y de lo vestible, como objetos. Dice estar interesada en explorar el potencial y cualidad que tienen las prendas de vestir para actuar como dispositivos performáticos y políticos, que se alejen de consideraciones puramente funcionales, comerciales o estéticas.
Acerca de cómo se presentan sus proyectos, Cuba pone com ejemplo ‘Ejercicios en Salud’, que comenzó en 2014 y presenta prendas de vestir, entrevistas y textos editados. »
«Es un proyecto a largo plazo que ya pasó por Rotterdam, Nueva York y Lima; es la intersección entre el diseño de moda y la salud pública que busca explorar las nociones de salud y su ausencia. Gira alrededor del cáncer y cómo la identificación de un diagnóstico permite reflexionar, cuestionar y pensar en la dimensión individual y social de la salud a través de la ropa», concluye.